domingo, 31 de enero de 2010

La ermita



Se sitúa a unos tres kilómetros del pueblo de Aldeanueva del Codonal (Segovia). Está cerca del lugar en el que se cruzan la Cañada Leonesa Oriental con la carretera de Segovia a Arévalo, lugar del que parte el cordel denominado Camino del Moro, a orillas del río Voltoya y próxima a un manantial conocido como Fuente de la Virgen.

Existió un edificio anterior al que hoy se contempla con el nombre de “Hermita del Pinarexo” o simplemente “El Pinarexo”. Delante de ese edificio debió de erigirse una cruz de granito que se conserva frente a la entrada principal de la ermita, en cuyo pedestal aparece la fecha de 1566

El edificio actual se erige en el mismo sitio en el que se levantó un edificio anterior, de menor tamaño, también dedicado a Nuestra Señora del Pinarejo.
El aspecto actual de la ermita responde a las reformas y ampliaciones realizadas a lo largo de tres impulsos constructivos fundamentales. En la segunda mitad del siglo XVII se inicia la reforma de la iglesia, desmantelando solamente la cabecera de la antigua ermita y manteniendo en pie el resto del edificio. Con posterioridad, en 1738, se decide la demolición de la nave que quedaba en pie, ejecutándose la actual, quedando la ermita concluida. Hacia 1800 tiene lugar la última campaña constructiva, probablemente por iniciativa de los cofrades, erigiéndose la edificación adosada a los pies de la iglesia para acoger la llamada Sala de los Hermanos o del Cabildo, así como la vivienda del santero.

El conjunto, aunque realizado en distintas fases, parece responder a un criterio unitario, logrando la integración armónica de las sucesivas fábricas. Su trazado en la planta se organiza mediante el empleo de una geometría sencilla basada en el cuadrado y en el círculo, que podríamos calificar de funcional, como respuesta a la lógica demanda de facilidad constructiva. Espacialmente se articula a través de volúmenes cúbicos, tan del gusto de barroco, que se traducen claramente en los alzados. La ermita constituye un espacio unitario bien iluminado y con excelentes condiciones acústicas y visuales, pudiéndose abarcar el interior de un solo golpe de vista.

Se utilizaron en la construcción las tapias de calicanto aprovechando la abundancia de cantos rodados dada la proximidad del río. Se refuerzan con machos de ladrillo en verrugadas y cadenas y en las esquinas, utilizando también el ladrillo para la ejecución de los contrafuertes y una línea de imposta resaltada bajo el nivel de las ventanas, que recorre el perímetro de la Iglesia. El ladrillo se ha empleado también para componer el alzado del zócalo ( hoy cubierto por una gruesa capa de mortero de centeno) y formar la línea de cornisa bajo el tejado, explotando al máximo su potencial ornamental en la construcción de los vanos y la espadaña. El pavimento también estuvo ejecutado en ladrillo. Todavía se conservan restos del solado original en la sacristía y el coro.

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